Tornillo de Arquímedes:
Una gran
parte del trabajo de Arquímedes en el campo de la ingeniería surgió para
satisfacer las necesidades de su ciudad natal, Siracusa. El escritor griego
Ateneo de Náucratis cuenta que Hierón II le encargó a Arquímedes el diseño de
un enorme barco, el Siracusia, que construyó Arquias de Corinto bajo su
supervisión. El barco podía ser usado para viajes lujosos, cargar suministros y
como barco de guerra. Finalmente su nombre fue cambiado por el de Alejandría,
cuando fue enviado como regalo, junto a un cargamento de grano, al rey Ptolomeo
III de Egipto.
Se dice que el
Siracusia fue el barco más grande de la antigüedad clásica. Según Ateneo, era
capaz de cargar 600 personas e incluía entre sus instalaciones jardines
decorativos, un gimnasio y un templo dedicado a la diosa Afrodita. Debido a que
un barco de esta envergadura dejaría pasar grandes cantidades de agua a través
del casco, el tornillo de Arquímedes supuestamente fue inventado a fin de
extraer el agua de la sentina. La máquina de Arquímedes era un mecanismo con
una hoja con forma de tornillo dentro de un cilindro. Se hacía girar a mano, y
también podía utilizarse para transferir agua desde masas de aguas bajas a
canales de irrigación. De hecho, el tornillo de Arquímedes sigue usándose hoy
en día para bombear líquidos y sólidos semifluidos, como carbón y cereales. El
tornillo de Arquímedes, tal como lo describió Marco Vitruvio en los tiempos de
Roma, puede haber sido una mejora del tornillo de bombeo que fue usado para
irrigar los jardines colgantes de Babilonia.
La garra de
Arquímedes:
Polibio
narra que la intervención de Arquímedes en el ataque romano a Siracusa fue
decisivo, hasta el punto de que desbarató la esperanza romana de tomar la
ciudad por asalto, teniendo que modificar su estrategia y pasar al asedio de
larga duración, situación que duró ocho meses, hasta la caída definitiva de la
ciudad. Entre los ingenios de que se valió para tal hazaña (catapultas,
escorpiones y grúas) se encuentra una que es de su invención: la llamada manus
ferrea. Los romanos acercaban todo lo que podían los barcos al muro para
enganchar sus escaleras a las fortificaciones y poder acceder con sus tropas a
las almenas. Entonces entraba en acción la garra, que consistía en un brazo
semejante a una grúa del cual pendía un enorme gancho de metal. Cuando se
dejaba caer la garra sobre un barco enemigo el brazo se balancearía en sentido
ascendente, levantando la proa del barco fuera del agua y provocando un ingreso
del agua por la popa. Esto inutilizaba los ingenios enemigos y causaba
confusión, pero no era lo único que hacia: mediante un sistema de polea y
cadenas, dejaba caer súbitamente el barco provocando una escoración que podía
llevarlo al vuelco y al hundimiento. Ha habido experimentos modernos con la
finalidad de probar la viabilidad de la garra, y en un documental del año 2005
titulado Superarmas del mundo antiguo (Superweapons of the Ancient World) se
construyó una versión de la garra y se concluyó que era un dispositivo
factible.
El rayo de
calor de Arquímedes ¿Mito o realidad?
Según la
tradición, dentro de sus trabajos en la defensa de Siracusa, Arquímedes podría
haber creado un sistema de espejos ustorios que reflejaban la luz solar
concentrándola en los barcos enemigos y con la finalidad de incendiarlos. Sin
embargo, las fuentes que recogen estos hechos son tardías, siendo la primera de
ellas Galeno, ya en el siglo II. Luciano de Samosata, historiador también del
siglo II, escribió que, durante el sitio de Siracusa (213-211 a. C.),
Arquímedes repelió un ataque llevado a cabo por soldados romanos con fuego.
Siglos más tarde, Antemio de Tralles menciona los espejos ustorios como arma
utilizada por Arquímedes. El artefacto, que en ocasiones es denominado como el
"rayo de calor de Arquímedes", habría servido para enfocar la luz
solar en los barcos que se acercaban, haciendo que estos ardieran.
La credibilidad de esta historia ha sido objeto de debate desde el
Renacimiento. René Descartes la rechazó como falsa, mientras que investigadores
modernos han intentado recrear el efecto considerando para ello tan sólo las
capacidades técnicas de las que disponía Arquímedes. Se ha sugerido que una
gran cantidad de escudos bien pulidos de bronce o cobre podrían haber sido
utilizados como espejos, para así enfocar la luz solar hacia un solo barco. De
este modo se habría podido utilizar el principio del reflector parabólico, en
una manera similar a un horno solar.
En 1973 el científico griego Ioannis Sakkas llevó a cabo una prueba del rayo de
calor de Arquímedes. El experimento tuvo lugar en la base naval de Skaramangas,
en las afueras de Atenas, y en esta ocasión se usaron 70 espejos, cada uno
cubierto con una cubierta de cobre y con alrededor de 1,5 m de alto y 1 m de
ancho. Los espejos se dirigieron contra una maqueta de madera contrachapada de
un barco de guerra romano a una distancia de alrededor de 50 m. Cuando los
espejos fueron enfocados con precisión, el barco ardió en llamas en cuestión de
unos pocos segundos. La maqueta estaba pintada con una capa de betún, lo cual
podría haber ayudado a la combustión.
En octubre de 2005 un grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico de
Massachusetts llevó a cabo un experimento con 127 espejos cuadrados de 30 cm de
lado enfocados en una maqueta de madera de un barco a una distancia de 30 m.
Brotaron llamas en una parte del barco, pero únicamente después de que el cielo
se despejara y de que el barco permaneciera inmóvil alrededor de diez minutos.
Se concluyó que el arma era un mecanismo viable bajo estas condiciones. El
grupo del instituto repitió el experimento para el show televisivo MythBusters
(cazadores de mitos), usando un barco de pesca de madera como blanco, en San
Francisco. Nuevamente hubo carbonización, además de una pequeña cantidad de
llamas. Para prenderse fuego, la madera necesita alcanzar su punto de
inflamabilidad, el cual ronda los 300 °C.
Cuando los cazadores de mitos emitieron el experimento llevado a cabo en San
Francisco en enero de 2006, la afirmación fue categorizada como mentira, debido
a la duración del tiempo y el clima necesarios para la combustión. También
señalaron que, debido a que Siracusa mira el mar hacia el Este, la flota romana
debería haber atacado durante la mañana para una óptima reflexión de la luz por
los espejos. Además, armas convencionales como flechas en llamas o catapultas
hubieran sido una forma mucho más fácil de prender fuego un barco a cortas
distancias.
La corona dorada
Una de las anécdotas más conocidas sobre Arquímedes
cuenta cómo inventó un método para determinar el volumen de un objeto con una
forma irregular. De acuerdo con Vitruvio, Hierón II ordenó la fabricación de
una nueva corona con forma de corona triunfal, y le pidió a Arquímedes
determinar si la corona estaba hecha sólo de oro o si, por el contrario, un
orfebre deshonesto le había agregado plata en su realización. Arquímedes tenía
que resolver el problema sin dañar la corona, así que no podía fundirla y
convertirla en un cuerpo regular para calcular su masa y volumen, a partir de
ahí, su densidad. Mientras tomaba un baño, notó que el nivel de agua subía en
la bañera cuando entraba, y así se dio cuenta de que ese efecto podría ser
usado para determinar el volumen de la corona. Debido a que el agua no se puede
comprimir, la corona, al ser sumergida, desplazaría una cantidad de agua igual
a su propio volumen. Al dividir el peso de la corona por el volumen de agua
desplazada se podría obtener la densidad de la corona. La densidad de la corona
sería menor que la densidad del oro si otros metales menos densos le hubieran
sido añadidos. Cuando Arquímedes, durante el baño, se dio cuenta del
descubrimiento, se dice que salió corriendo desnudo por las calles, y que
estaba tan emocionado por su hallazgo que olvidó vestirse. Según el relato.
En lugar de esto, Arquímedes podría haber buscado una
solución en la que aplicaba el principio de la hidrostática conocido como el
principio de Arquímedes, descrito en su tratado Sobre los cuerpos flotantes.
Este principio plantea que todo cuerpo sumergido en un líquido experimenta un
empuje de abajo hacia arriba igual al peso del líquido desalojado.[29] Usando
este principio, habría sido posible comparar la densidad de la corona dorada
con la de oro puro al usar una balanza. Situando en un lado de la balanza la
corona objeto de la investigación y en el otro una muestra de oro puro del
mismo peso, se procedería a sumergir la balanza en el agua; si la corona
tuviese menos densidad que el oro, desplazaría más agua debido a su mayor
volumen y experimentaría un mayor empuje que la muestra de oro. Esta diferencia
de flotabilidad inclinaría la balanza como corresponde. Galileo creía que este
método era "probablemente el mismo que usó Arquímedes, debido a que,
además de ser muy exacto, se basa en demostraciones descubiertas por el propio
Arquímedes." Alrededor del año 1586, Galileo Galilei inventó una balanza
hidrostática para pesar metales en aire y agua que aparentemente estaría
inspirada en la obra de Arquímedes.
muy buena la info
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ResponderEliminarpos q le jodan
Eliminarpos q le jodan
EliminarEs lo mismo que hay en wikipedia jajajaja
ResponderEliminarPues vete ai
EliminarQUE HAY DE LA CATAPULTA, QUE ERA COMO UN CUCHARON QUE LANZABA PIEDRAS A LOS ENEMIGOS.
ResponderEliminarCrei que serían 10, ni hay más de 5
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarbuena explicacion me ayudo en mi tarea
ResponderEliminarde primero de la ESO